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Arqueologia en directe: final de l’aventura a Efes

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Com es viu per dins una excavació arqueològica?

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Horacio González

Avui s’acaben les intervencions del nostre convidat al blog,  l’Horacio González, el jove investigadoren formació de l’ICAC que, com ja us vam explicar en aquest post,  col·labora amb l’Institut Austríac d’Arqueologia en les excavacions a la ciutat grecoromana d’Efes (Selçuk, Turquia). Llegiu aquí la primera part de l’aventura,  i aquí l’entrega just anterior a aquesta.

Us deixem amb la última entrega de la seva aventura a Efes, i us avancem que les properes setmanes tindrem altres convidats que estan excavant a altres indrets de la Mediterrània, i ens explicaran en primera persona tot el que passa a les excavacions on estan.

 

¡Hola a todos!

Aquí va la última entrega de mi estancia en Asia Menor, que ya os adelanto que con casi toda seguridad va a tener que ser completada con otras dos semanas de trabajo en el mes de octubre: ante la enorme cantidad de material, no ha dado tiempo más que completar el 50-60% del total. El problema es que a pesar de que la publicación de todo el conjunto cerámico no saldrá antes de finales de 2013, para mediados de ese mismo año está planeado que se publique un monográfico dedicado al canal y necrópolis del puerto, para el que necesitan un artículo mío que dé una visión general de todas las ánforas y las distintas cronologías de las mismas.

"The hands and the tools", manos y herramientas de barbero. Foto: Lucepotabile

 Por lo tanto, la última semana, a nivel de trabajo fue aún más dura que las anteriores, aunque también más divertida. El miércoles, tras acabar de ánforas hasta la coronilla, decidí irme al barbero, algo bastante típico en Turquía y que no sólo consiste en que te afeiten, sino que te dan un masaje, te ponen una mascarilla y, atención, te queman los pelos de las orejas y la nariz con una especie de barilla con fuego. El único pero que le pongo a la sesión es que estuve oliendo a chamusquina un buen rato, aunque valió la pena por el rato de charla, risas y el té que te tomas en la barbería.

 Ese mismo día la directora me había dado buenas noticias al decirme que van a poder asumir los costes derivados del análisis químico y petrográfico de unas 150-200 piezas, lo que nos va a ayudar un montón a establecer la zona exacta de procedencia de las ánforas y a ver variaciones regionales de algunos tipos poco conocidos, que sin embargo tuvieron buena difusión. Ya os adelanto que en Éfeso hay muchos cacharros del Mar Negro y que las importaciones hispanas se cortan en el transcurso del siglo V.

Estadio de Magnesia

 El fin de semana trajo consigo una nueva visita a yacimientos de Asia Menor. Esta vez le tocó el turno a Magnesia del Meandro, una de esas ciudades con nombre mágico y que hoy en día es menos conocida y visitada que sus vecinas Priene, Mileto o la propia Éfeso. Fui para allá principalmente porque la doctora Özlem Vapur de la universidad de Mugla estaba interesada en que le diera su opinión sobre unas piezas. Como en un primer momento no me vio muy convencido de querer seguir trabajando el sábado por la tarde, me prometió que me llevaría a ver las excavaciones del estadio, que como podéis ver en la foto, son una auténtica pasada.

 El viaje hasta Magnesia en dolmus (especie de microbus para viajes cortos que se utiliza en Turquía) dura apenas una hora y atraviesa unas montañas bastante chulas. El conductor resultó que había vivido 14 años en Stuttgart y hablaba al estilo de los turcos de mi barrio en Berlín, por lo que en el trayecto nos echamos unas risas sobre la reciente eliminación de los Germanos en el campeonato de Europa. Al llegar a Magnesia, uno se da cuenta de que está en un yacimiento turco, donde no hay ningún tipo de misión arqueológica occidental.

Detalle del estadio de Magnesia

 A pesar de tener uno de los primeros templos de estilo ático de Asia Menor y de contar con un ágora bastante chulo, el yacimiento está muy poco excavado y tien

e un potencial enorme. Los únicos visitantes que vi fueron un rebaño de cabras que de paso limpiaban de maleza la parte visitable de Magnesia y que, por cierto, más de una se metió en el pequeño depósito en el que estábamos trabajando Özlem y yo. La dirección del yacimiento corre a cargo de un buen equipo de arqueólogos de varias universidades turcas, destacando la de Ankara, pero el problema es que cuentan con muy poco dinero, entre otras cosas porque el potencial turístico parece limitado por tener, digámoslo así, unos vecinos tan potentes. La situación puede que cambie cuando acaben los trabajos de excavación del teatro, que en una buena parte del mismo está exactamente igual que hace 2000 años. Realmente es un edificio espectacular, que según mi amigo Andrew Leung (del equipo de Afrodisias), es bastante griego y está alejado del modelo de circo romano. Más espectacular aún resulta estar solo en este lugar y ver cómo entre varios metros de estratos aparecen los asientos impolutos. La verdad es que el viaje a Magnesia mereció la pena.

Vistas del ágora de Selcuk desde el Instituto Austriaco

 El domingo no hicimos mucho, hubo algunos que se fueron a Samos y otros a Afrodisias o Pamukkale, pero yo tenía que hacer la maleta y prepararme para otra noche sin dormir, ya que mi avión salía de nuevo a una hora tan bonita como las 4 de la madrugada, y tenía que recorrer los 80 kilómetros que separan Selçuk del aeropuerto de Izmir. Así que mis últimas horas en Éfeso fueron tranquilas y organizándome para empezar a asimilar toda la información recibida en estos intensos días.

Por el momento me despido de vosotros y os doy las gracias por haber seguido este blog desde la otra punta del Mediterráneo, tal vez en unos meses os vuelva a contar cómo va todo en la casa de Ártemis…

Güle güle, auf Wiederschauen, hasta la próxima.

Horacio González
Investigador en formació de l’ICAC

 


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